Acabo de leer Orgullo y Prejuicio. Tiene todo el derecho de ser llamado "clásico".
Algo que me sorprendió es la actitud del señor Darcy. Aquí lo llamaríamos "mamón". Es como un Cristiano Ronaldo del siglo XIX. Pero Jane Austen deja en claro que es alguien que sabe lo que vale y, por eso, no se junta con cualquiera ni habla mucho.
Esto chocó mucho conmigo, porque aquí nos enseñan a no valorar nuestras habilidades: "sé humilde". No podemos decir que somos buenos en algo porque ya eres un presumido. Y a esa gente le va mal, sino, checa las novelas.
Creo que esa actitud de humillación es algo que representa al latino, por lo menos lo fue durante mucho tiempo. ¿Por qué? Leopoldo Zea se pregunta lo mismo. ¿Por qué cualquier europeo puede hacer filosofía y el latino no? ¿Acaso tenemos un logos diferente? Creo que hay que cambiar el discurso de que el latino necesariamente no hace filosofía.
Es una reflexión que me dio Jane Austen. Está de más decir que recomiendo el libro un montón.
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